UN HOGAR SIN LIBROS ES COMO UN CUERPO SIN ALMA

Esta frase de Cicerón define claramente el hogar de cada uno de nosotros. Hay quien le tiene miedo a los libros por si descubren que a lo mejor sienten algo diferente a los que están programados. Tengo que decir que es esa su principal misión. Hacernos sentir en silencio, hacia dentro, sin tener que buscar la aprobación del vecino de sofá porque cuando te lo quedas mirando con un libro en las manos pensará que algo grave te pasa. y claro que pasa. Un libro es capaz de tocarte muchas fibras sensibles el cuerpo o casi todas, más bien todas.

He escuchado muchas veces personas que te dicen sin pensar que no les gusta leer, y creo que es una equivocación. Seguramente no han encontrado el libro que ponga patas arriba sus órganos internos. Todos, uno a uno hasta acabar con el cerebro vuelto del revés.

Leer un libro es vivir muchas vidas, empatizar con algunos personajes y odiar a otros, sacarte tus propias conclusiones sobre ellos y , si puede ser, hablar con personas que lo hayan leído. Estás hablando de una vida ajena a la tuya, por lo tanto se trata de un poquito de cotilleo, no lo vamos a negar. Y eso gusta en este país. 

Por eso si tienes la ocasión de compartir un libro , además de aprender gramática, ortografía, historia, tendrás un tema de conversación amplio con alguien. Y de ahí siempre surge una verdadera y larga amistad.